Jinetes en la Tormenta: el cambio
Jinetes en la Tormenta: el cambio
Jinetes en la Tormenta: el cambio. Como ya he anunciado a través de las redes sociales, voy a hacer un importante cambio. Aunque todavía no puedo desvelar los detalles, creo que sí es importante explicar el cómo y el por qué de esta decisión. Allá voy.
JINETES EN LA TORMENTA se publicó el pasado 27 de noviembre, es decir, hace 6 meses. La idea que fui macerando y madurando durante dos años se convirtió, confinamiento mediante, en una vía de escape ante la absoluta parálisis profesional a la que me vi sometido (trabajo en negocios internacionales relacionados con el turismo, imagínate…).
La novela, nacida bajo unas premisas muy claras (150 páginas como máximo, ni una sola coma de relleno, repleta de acción y de intriga que enganchase desde el minuto uno), debía ser autopublicada y el lanzamiento de la misma debía realizarse el 13 de noviembre, día de mi 40 cumpleaños. Así que, sin grandes pretensiones, me dispuse a la tarea.
Acabado el manuscrito, lo presenté a dos grandes amigos, Ana y Pepe (de los que ya os he hablado anteriormente), que además son las dos personas que más saben de libros del mundo. Con una mezcla de vergüenza y miedo, les remití el documento, asumiendo que lo leerían más por amistad que por un interés real. Primera sorpresa: les encantó, aunque apuntaron varias correcciones importantes que resultaron muy útiles para dotar de cuerpo y consistencia a la novela. Varias reuniones después, me animaron a seguir adelante. Tampoco tenía nada mejor que hacer, así que me vine arriba y lo puse todo en marcha: diseñé una portada con mis escasos conocimientos de Photoshop, creé el blog, abrí los perfiles de redes sociales y comencé a dar la turra a diestro y siniestro con mi novela.
Para mi cumpleaños, el ebook ya estaba en preventa y sólo faltaban unos detalles para confirmar la versión en papel, que estaría lista dos semanas después. Prueba superada.
Ofrecí a mucha gente, casi profesionales de la lectura, enviar solamente las 15 primeras páginas. Supongo que casi todo el mundo aceptó por no defraudarme, pero la realidad superó cualquier expectativa: «mándame la novela completa…», «estoy deseando saber cómo sigue…», «me tiene enganchada…» una cosa es que tus amigos te digan que está muy bien, pero cuando lo dice gente que no te conoce de nada, pues la cosa cambia. ¡Para mí era como ganar el Premio Planeta!
La novela comenzó a venderse muy bien en Amazon y adquirí ejemplares para distribuir en librerías de mi pueblo. Como contaba con stock y carecía de vergüenza, me dio por llamar a otras librerías, ampliando el círculo. Muchas con las que hablé, con cierta resignación, aceptaron recibir unos cuantos ejemplares: autor autopublicado, primera novela, 150 páginas, un PVP de 9,90 €… tenía todas las papeletas para ser un fracaso.
«¡Aquí está el bestseller de la Navidad!«, me gritó un librero cuando entré a comprar los últimos regalos el día de Nochebuena. Gente que no conocía me paraba por la calle para darme la enhorabuena. A mis padres les llamaban para felicitarles por mi libro. Una señora me asaltó para decirme que soy «el Juan Gómez Jurado español» (a este respecto, tengo que decir que estaba tan emocionado que no fui capaz de indicarle que ya había un Juan Gómez Jurado español). Mi hija gritaba cada vez que veía el libro en un escaparate «¡Mira papá, ahí tienen tu libro!«. Mi querida esposa, que me lleva soportando los últimos quince años (y los que te quedan, nena), seguía apoyándome y siendo mi principal motivación cuando me faltaban las fuerzas, y no me refiero únicamente al libro.
Tras las Navidades, prácticamente todas las librerías habían repuesto el libro en sus estanterías. Los 100 primeros ejemplares habían volado. Pero lo que más ilusión me hizo fue saber que muchos de los dueños y trabajadores de esas librerías habían leído la novela… y les había encantado. Otro subidón.
Ya despojado de toda vergüenza, y recordando cómo mi abuelo me decía que es de bien nacidos ser agradecidos, se me ocurrió hablar con el señor gracias al cual pude documentar todo el apartado de hacking y ciberseguridad. Puede que su nombre te suene, se llama Chema Alonso. Le envié un ejemplar firmado y dedicado. Ya que me había aprovechado de su trabajo, qué menos que agradecérselo con un libro. Sinceramente, estaba convencido de que el libro se quedaría en algún rincón de su casa acumulando polvo hasta el fin de los tiempos. Me equivoqué. Chema se lo leyó. Y le gustó. Me ayudó a darle «bola», me entrevistó en su blog y me introdujo en 0xWord, la editorial de ciberseguridad más importante en lengua castellana. Bueno, y muchas cosas más.
Así que, a fecha de hoy, la novela que escribí de rebote, como terapia, ha pasado a convertirse en un libro, un libro de verdad. Si a mi yo de hace seis meses se lo hubiesen contado, habría buscado en las Páginas Amarillas al mejor psiquiatra de la provincia.
Por todo esto, y por muchas otras cosas que todavía no puedo contar, ha llegado el momento de tomarse las cosas en serio. A partir del día 27 de mayo, JINETES EN LA TORMENTA dejará de estar disponible en Amazon. El stock que queda en las librerías es el que hay disponible. No voy a imprimir más ejemplares de la versión actual.
La etapa que he venido a llamar «JINETES EN LA TORMENTA: el cambio» no durará mucho. Estoy trabajando en ello. Pero todo a su tiempo. Seguiremos informando…
